PALABRAS CON MOTIVO DEL DÍA MUNDIAL DE LA POESÍA
(21 de marzo de 2002)
Por Fernando Redondo Benito
No es tiempo para la lírica, dirán unos, no es tiempo para soñadores, dirán otros; afirmaciones que equivocadamente se refugian en la repetida palabra “crisis”, como justificación de todo lo que acontece en estos momentos en el mundo, dando “personalidad y personalismo” a algo tan inmaterial e incomprensible como los “mercados”.
Y, amigo lector, puedo advertirle, en este camino de la vida, que la poesía nos rescata milagrosamente, que regresa a nosotros como música, para salvarnos y hacernos encontrarnos – y a la vez reflejarnos – en las palabras, destilando los mejores sueños que dan inicio y salida en la creatividad y la originalidad que surgen en nuestros pueblos.
Cada hombre y mujer se encuentra identificado en un verso. Verso que de manera clara, honesta y sincera nos ayuda a encontrar nuestro lugar y nuestra vocación en el mundo, quizás por ese fino hilo de palabras y música que en algún momento hemos encontrando en nuestra infancia y adolescencia.
Quién no ha sentido emoción, a la vez que pasión, al leer los versos de Antonio Machado o Juan Ramón Jiménez, quién no ha sentido la vida revelada en los versos de Bécquer, Manrique, Darío o Salinas. Quién no se ha sentido atrapado por Lorca o Quevedo, el mismo Cervantes o San Juan de la Cruz. Quién no ha sentido la necesidad de encontrarse con la poesía en España e Hispanoamérica, en un puente literario que nos unen en lo más profundo y sonoro del corazón humano.
Es momento de dar una nueva dimensión a la poesía, de acercarnos y dejar que se adentre en nosotros, dando vida a la palabra y haciendo de la palabra vida, para recuperar esa esencia sanadora y salvadora de la lectura de versos, de recitar la palabra en el tiempo y en la música, en definitiva, de hacer el mejor y más intenso homenaje posible: leer y vivir la poesía.
Encontraremos, entonces, la energía secreta de nuestra vida cotidiana; encontraremos esas vivencias que contagian amor y nos hacen entrar en un juego de espejos, de letras, de notas. Es la ocasión de poder afirmar que una prueba concreta de la existencia del hombre y la mujer es la poesía.
Por eso, en este día de homenaje y de encuentro, cambiemos la mirada y las emociones, porque sí es tiempo de lírica, sí es tiempo de sueños y sí es tiempo de poesía. Porque la poesía surge en ese encuentro del nosotros, encuentro generoso y solidario, desde la capacidad de trascender a las mentes y corazones de todos aquellos que anhelan otro mundo y otra literatura.